LA NUCA

Siendo yo todavía un niño, veía un documental (en el maravilloso canal 11) sobre Japón. A ciencia cierta no recuerdo de que se trataba, la parte que recuerdo muy bien era aquella que versaba sobre el fetichismo en torno a la nuca, aunque debo confesar que era yo muy pequeño y no entendía del todo que rollo con eso de la nuca, ni con los fetiches.

Años después, como a los 13 o algo así descubrí precisamente la reacción que una nuca podía provocar en un servidor y mas o menos a que se referían los japoneses.

Fue en una de mis clases sabatinas de inglés (de las cuales guardo recuerdos bastante agradables, basta mencionar a Alejandra Arcos, pero esa es otra historia y será contada en otra ocasión), estaba yo tranquilamente conjugando el verbo TO DO cuando mi vista se posó en ese lugar donde se juntan el cielo y la tierra: LA NUCA, recuerdo que era blanca, unos cuantos cabellos que se negaban a adherirse al colectivo "cola de caballo" la cubrían tímidamente, observé la línea que ésta perfilaba y que terminaba en sus hombros, la piel que continuaba en su espalda, a escasos 30 cm de distancia podía yo percibir su olor, estaba yo fascinado, embobado, patipendejo, perdido en la contemplación...aqui es donde va una descripción del tipo "mi sexo se torno enhiesto", "un impulso eléctrico recorrió mi entrepierna", "comencé a roerme los puños" o algo así.

Para mi fortuna ella siempre iba con el cabello recogido.
Y por alguna extraña razón le gustaba sentarse adelante de mí.

Y así fue durante algunos meses hasta que apareció Alejandra, pero como lo mencioné antes esa es otra historia y será contada en otra ocasión.