San Cristóbal

Dedicado a esos dos grandes viajeros que me ayudaron a cruzar a la otra orilla: La Polli y el Pacho.

Cuenta la leyenda que Cristóbal era un hombre alto y corpulento cuya ocupación era ayudar a los viajeros a cruzar un río.
Cierto día se le acerco un niño solicitando sus servicios, erróneamente pensó que sería tarea
fácil, cual no sería su sorpresa que conforme iba avanzando con el niño
a cuestas, éste pesaba cada vez más, lo cual dificultaba su tarea, pues
el suelo se iba hundiendo a su paso, sacando fuerzas de flaqueza,
extenuado, terminó su labor.
El niño dice la leyenda, era Jesús y el peso se debía a los pecados del mundo que cargaba sobre sus hombros.

Tal vez es por esta razón, es que San Cristóbal es el santo patrono de los viajeros que ayuda a éstos a llegar con bien a su destino.

Pero a partir de cierto suceso maravilloso, cobró un significado totalmente distinto para el que estas humildes líneas escribe.

Una alegoría a la paternidad/maternidad, la responsabilidad de cargar con un niño a cuestas, atravesar un río y llevar esa pequeña carga a salvo hasta la otra orilla.
Porque así como Cristóbal, uno los ve pequeños, pero a cada paso que damos se no doblan las rodillas a veces, a veces incluso trastabillamos, otras peores hasta nos tropezamos con todo y nuestra valiosa carga, pero a pesar de la adversidad de la corriente y de el peso sobre nuestros hombros cruzamos el río sin dudar.

¿Cuantos hay que no se atreven ni siquiera a mojarse la punta del dedo gordo del pie?, ya no digamos que lleven la carga, hay quienes de plano huyen despavoridos después de ver a otros viajeros hundidos hasta las cejas haciendo esfuerzos sobrehumanos para cruzar, ¿cuántos hay que de plano se niegan a cruzar por la supuesta razón de no haber escogido ese río?.

Aunque claro también habemos quienes realizamos nuestra titánica labor con singular alegría, eso si ¡¡como pesan los condenados!!