Se me reventó el barzón...

Pues heme aquí regresando mas o menos triunfante del limbo.
El viernes comencé con una pequeña molestia en lo que yo suponía era el colon, nada de cuidado incluso esa misma noche me aventé unos alcoholes con unos cuates, pero al día siguiente el dolor ya era un signo de alarma, salimos corriendo a las sala de urgencias del hospital Juárez, ahi entramos en el limbo, nunca me dijeron a que se debía el dolor que me aquejaba, nos regresamos recetados pero con el fantasma del dolor aún presente. Esa mismísima noche experimente el dolor más grande que haya experimentado en toda mi vida, arrancándome incluso unos cuantos gritos (bastante sonoros por cierto), entramos nuevamente al limbo, nueva venoclísis, sin embargo el diagnóstico seguía siendo el mismo: un gran misterio, me regreso con mi dolor.

El domingo me revisó la tía Vica, y me hizo algunas recomendaciones y notó que mi vientre estaba bastante distendido por lo que sugirio que viéramos lo más pronto posible a un especialista.
El martes nos dieron cita por la mañana, después de varios estudios el diagnóstico era aún incierto pero apuntaba a un lugar, el apéndice.

La solución: cirugía lo más pronto posible.
Y así fue, el martes por la noche fui sometido a la ley del bisturí, en efecto el apéndice ya estaba reventado lo que había generado una condición conocida como peritonitis, según cuentan aquello era una mezcla de pus con materia fecal horrible. Limpiaron, cortaron, cosieron.

De esta experiencia me quedó una pequeña secuela longitudinal de 20 cm de largo y la certeza de que el infierno existe de varias maneras y no es nada agradable.