Divagaciones Barcianas

Un espacio de publicación bastante esporádica sin un tema definido.

Sunday, April 29, 2012

Un largo silencio

Escribo después de un largo silencio, escribo desde el dolor, desde un dolor profundo para exorcisar esos pequeños dolores, pensando en que tal vez si lo saco a flote estos pequeños dolores se derramen para no ocupar más espacio.

UNO: Recuerdos
Recuerdo que tenía unos nueve años la primera vez que sentí esa incomodidad, recuerdo esas caricias incomodas, esa manera en la que él me tocaba y yo me sentía a disgusto sin saber a ciencia cierta por qué. Recuerdo todos los detalles, la primera vez que frotó su cuerpo contra el mío, la primera vez que sentí la incomodidad de su peso sobre el mío, recuerdo su temblor, sus estertores su aliento fétido en mi nuca. Recuerdo cuando me penetraba, recuerdo el miedo, la parálisis, el shock. Recuerdo cuando empecé a tomar conciencia de lo que sucedia, recuerdo el asco, el horror, la humillación. Recuerdo que él buscaba la menor oportunidad para estar a solas conmigo. Recuerdo que algunos años después hubo un momento en que pude decir ¡NO! Todo cesó, pero el daño ya estaba hecho. Los recuerdos quedaron sepultados.

DOS: El monstruo camina entre nosotros
El depredador elige a su presa seleccionando siempre al espécimen de apariencia enferma, al más debil o al más enfermo, aquel que de antemano sabe que opondrá la mínima resitencia. El depredador utiliza técnicas de ocultamiento, se camufla, se mimetiza, a veces adquiriendo una pariencia inocua. A veces es un maestro, a veces el tímido conserje, pero la gran mayoría de las veces es un familiar cercano, su sangre por tener un olor familiar oculta sus intenciones. En mi caso fue mi tío José Iván Vázquez Alcántara hermano menor de mi padre, a quién todos queríamos como un hermano, el depredador. La presa elegida perfectamente, el flaco, el pequeño, el tímido, el tope, el callado, el rezagado, el hambriento de conocimiento, el devorador de libros, el devorador de cine, el devorador de cómics, aquel con quien podía iniciar una relación socrática bastante retorcida, la presa perfecta. Aunado a todo esto cabe mencionar que mi autoestima no era la más alta.

TRES: La mierda flota
Como los ultrajes no volvieron a suceder y como metodo de autoprotección mi ser decidió guardar silencio. Pero la mierda flota. Llegué a un punto de equilibrio y plenitud en mi vida gracias a una serie de gratos eventos: terminar (aunque de manera bastante accidentada) la vocacional (algo que en cierta manera me fue impuesto por influencia del susodicho tío), conocí a una mujer maravillosa que me hizo ver que no era un gusano, que no era una cucaracha, que no era una alimaña asquerosa que solamente servía para satisfacer los apetitos enfermos de un monstruo, recibí mi primer sueldo fruto de mis capacidades artísticas y gracias a éstas mismas capacidades ingresé a la escuela anhelada, mi amada Esmeralda. Y justo es que al llegar a este estado homeostático, este estado de aguas tranquilas que la mierda salió a flote.

CUATRO: Aseret y otros agentes del orden
En el principio era el verbo… 
La verdad nos hará libres… 
I hurt myself today,  To see if I still feel,  I focus on the pain ,The only thing that's real…
Tenía que compartir con alguien esta verdad, gritarla sacarla, sacar eso que tenía atravesado entre pecho y espalda, eso que me hacía llorar en silencio, eso que me hacía pensar en lo nulo de mi existencia, ese dolor que me llevaba a provocarme cortes en las manos, en los dedos, ese dolor que me hacía sentir vivo, eso que me hacía sentirme como un vampiro , como un no vivo… Y encontré al primer agente del orden: Aseret la primera en escucharme, y una vez que puedes verbalizarlo, lo haces una y otra vez, hasta que esa verdad llegó a oídos de mi familia. Recuerdo el dia que decidí contarles todo, el día anterior le había contado todo a Aseret, ahora debía contárselo a mis padres, a mis hermanas. Ese domingo, como era costumbre cada quince días solíamos ir a la central de abastos a comprar el recaudo para la familia y para ayudar a la familia de mi recién fallecido Tio Sadoth (harina de otro costal), estaba como zombie, en mi cabeza solo daban vueltas las palabras, esas palabras exactas que tenía que decir para ocasionar el menor daño posible, recuerdo que por la tarde subí por la ropa que estaba tendida en la azotea, tardé un poco más de lo usual mi mirada literalmente se perdió en el sol poniente, ya tenía las palabras. Llegó la hora de cenar, para entonces mi errática conducta era más que notoria, por lo que decidí hablar y como si se tratara de Black Bolt (un personaje de cómic) mis palabras hicieron retumbar los cimientos de una relación familiar basada en una mentira, recuerdo el dolor provocado, el horror, el shock, pero también recuerdo el alivio. Posteriormente gracias a otros agentes del orden (Jesús†—mi bienamado padre—, Ariel, Artemio, Víctor, Mónica, Benjamín† y muchos otros) pude reconstruir mi persona desde los escombros.

CINCO: Ya no soy víctima soy sobreviviente
Algunos años después Angeles quien fuera mi esposa y a la postre madre de la creatura mas hermosa del mundo, me ayudo a ver las cosas desde otra perspectiva, a que no tenía porque cargar con la mierda del otro, a devolvérsela, a demostrarle que quien tenia que tener vergüenza no era yo sino él. Más tarde platicando esta situación con MI ANGELITO, las cosas eran claras yo ya no me sentía víctima, ya no tenía porque concederle nada a ese pedacito de mierda que era mi tío.

SEIS: AZUL
Un día antes de conocer en persona a Azul, recibí la noticia de la muerte de mi tío, suceso que no produjo en mi ninguna reacción. Lo cual me hizo sentir completo, sin lastres, a pesar de todo la cicatriz ahí está y no dejará de doler, esto lo saben aquellos que han pasado por lo mismo que yo. Pero es gracias a este largo proceso que me puedo sentir pleno, completo y feliz a tu lado.

TE AMO MI LUZ AZUL

2 Comments:

  • At 5:57 AM, Blogger A said…

    Me atrevo a decir que comprendo casi todo lo que dices, no desde quien se siente tan lúcido o generoso para ponerse en los zapatos del otro, sino desde el lugar de la víctima.

    Sé de lo que hablas cuando dices silencio, asco, miedo, humillación. Me atrevo a decir que sé muchas cosas más que no expresas en tu texto pero que has pensado a lo largo de tu vida.

    Sé de los sentimientos encontrados al momento en que decides hablar.

    Sé de los cuestionamientos sobre uno mismo, sobre lo que somos y el "hubiera".

    Gracias a Dios sé también de los ángeles y de la libertad que llega luego de hablar; sé de la necesidad de hablar, después, con todo aquél que esté dispuesto a escucharte.

    Te abrazo, gracias, gracias, gracias.

    muchos besos

     
  • At 11:00 PM, Blogger Unknown said…

    Abrazo eterno.

     

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